Laura es una joven de
veinte años. Le encanta desahogarse en su diario de campo desde hace unos años y el
jugueteo semántico y sintáctico que logra con las palabras se le da bastante
bien y lo sabe. Tiene una perspectiva de la vida bastante particular y dice ser
de izquierda pero no alcanza a separarse de la ideología hegemónica; tal vez porque la izquierda la han vuelto los ideólogos o sofistas modernos una nebulosa estelar amorfa. La
conciencia de clase no la encuentra ni en sus incesantes desahogos antisistémicos,
que al fin y al cabo eso es lo que son aunque para ella son solo disertaciones bobas, pero son disertaciones nada bobas que se le ocurren por existir y desenvolverse en un contexto sociocultural determinado, cruel por demás; aunque no lo ve, en definitiva, son unas micro lanzas contra los
megaengranajes superfortificados de la perturbadora máquina social. Mi
preocupación inicial como su narrador omnidemente es ¿Cómo va a hallar la verdad
de los condenados que le conmueven si busca reflejarse ella misma en el deseo
delirante de los propietarios hiperindividualistas?
Laura escribe de la
vida y cuando le provoca de la muerte; pero también del alocado tiempo, de la
literatura de genios ciegos, de los humillados corazones o algún hecho social del presente. Aparentemente
no tiene un tabú temático aunque generalmente se despeña en su micromundo y
egocéntricamente olvida y repudia a los otros y otras.
Laura es un alma como
muchas, preocupada y soñadora, utopista aunque demasiado inocente; es un alma
magnánima pero las circunstancias de su vida, de su contexto objetivo
inmediato, de su habitus de clase:
esa estructura estructurada y estructurante a la que inexorablemente (y sobre
todo inconscientemente) se sumerge cada día, cada minuto y segundo de su
existencia, le desdibuja el horizonte honrado del cielo, le difumina la
bifurcación entre el camino ruin y egocéntrico de la vida y el camino bondadoso
y plural de las vidas todas, imposibilitándole la serenidad del juicio para
discernir entre las orugas eternamente angustiadas que necesitan su apoyo en la
lucha por la vida y las Águilas asesinas.
Existimos en cada
ciudad de esta única nave espacial natural de los humanos, innumerables seres
leales y generosos que nacemos soñando mucho antes de que la escuela nos recorte las
alas de la imaginación y la dura, cruenta y aporreadora cotidianidad nos haga
olvidar en la coyuntura que es la efímera vida, que existe la utopía y el sueño es hermoso y la luna es
eterna como los ojos de los humillados y no humillados, que la desigualdad no
es natural y que la lucha empieza por despertar de ese trance cotidiano y
arrancarle tajos a la vida y reinventar nuestros deseos y que cuando el poder
se resista ejerceremos nuestro poder colectivo contra sus infames armas y
tomaremos el fusil airado de la poesía del Chino y cabalgaremos sobre las nubes
de los sueños de los niños y niñas, cantando con ellos y ellas las canciones de los pechos
ardientes del pueblo y las naciones amigas, de nuestras patrias y nuestras
matrias hasta alcanzar el Edén prometido y que lo tomaremos por asalto así nos
cueste los huesos.
¿Quién eres? L...
Esta es la narrativa de mis venas desquiciadas y enamoradas del pueblo
que se desaten las lluvias
que se des-aten las cuerdas aprehensoras de tu corazón rebelde
que se desaten
los psicodélicos colores del grito
y los tonos de mi voz
Esta es la narrativa de mis venas desquiciadas y enamoradas del pueblo
que se desaten las lluvias
que se des-aten las cuerdas aprehensoras de tu corazón rebelde
que se desaten
los psicodélicos colores del grito
y los tonos de mi voz
tímida y entregada
me des-ato y te beso hasta
los secretos
más
desgarradores
Patria mía
me des-ato y te beso hasta
los secretos
más
desgarradores
Patria mía
Yo seguiré cantando y contando historias bajo los
puentes citadinos, codificando miradas extraviadas y sonrisas pícaras y
accidentales, en las aulas de clases, en los pasillos o en el café si la vida
tiende, como suele hacerlo, a conquistar la hermosura.
Andamos en algo.
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