I
Me rehúso a entregar los sueños
me niego a doblar mis rodillas trémulas
una vez más al simulacro dominante
Las tablas de este escenario están reinventadas
El cielo es la amalgama de transmutaciones
contingentes que nos renuevan el espíritu a los lúcidos dementes que creemos en
eso
durante ese instante introspectivo-enigmático-filosófico
en el que me despeño en ocasiones:
las corporeidades zombificadas se esfuerzan
en realizar la pantomima del titiritero
la modernidad agrede la tradición
la sin-razón de la imagen embiste la sinapsis
cerebral
y a la sazón
ocupa la máquina zómbica cual huésped
mimado
Ayer los zombis iniciaron la jornada conflictiva
Retorno a la certeza de mi cuerpo
En la plaza El Venezolano el danzón conserva
vivas, ágiles y enamoradas algunas espaldas
brazos y piernas veteranas
no hay rastro material del albur zómbico
Las historias de estas calles semánticas se
cuentan solas
II
La palabra, qué es eso
La palabra, qué amenaza es esa
El verbo convoca la esperanza y condiciona
a los esperanzados
Mi noche especial es la noche de tus
sueños dulces
de tu mano tibia y ardorosa que convoca la
impavidez de mis palmas
que se derriban y trastornan en la impostergable
calidez de tu con-tacto
No sé qué día es hoy
Escribo para el viento de Mayo
Acudo al derrumbamiento de la hermosura de
las hojas de los árboles
las hojas del árbol de níspero son el
Fénix de esta región
que re-huye del arte moderno
la flaquezas del alma se reponen cuando el
día tiende al encanto
Este cuento inacabado apenas empieza
A esta hora continuas transitando mis
neuronas léxico-gramaticales
Nos vemos en el sueño de siempre, como nunca.